miércoles, 11 de febrero de 2015

Te odio.

Te odio, porque han vuelto las ganas de escribir.
Te odio, porque tus mini señales me impactan tanto que no sé si aguantará mi corazón.
He comprendido el motivo por el que en otras ocasiones no funcionó. La constancia, el luchar por lo que quieres es lo que da significado a los objetivos conseguidos, y quizás en otras ocasiones fue demasiado fácil. Justo lo que no es contigo. Rumores, duelos, el hecho de que no sé quién eres realmente... Pero es que te juro que parece que te conozco de toda la vida, y en parte sí. Porque nos conocíamos sin conocernos, ya sabes.
No vas a leer esto nunca, o sí, no pienso esconderlo. Está aquí, puedes entrar y leerlo o no. Pero seguro que ni sabes que eres tú. Aún así, gracias, porque no sabes lo bonito que lo estás haciendo, no sabes el apoyo que eres para levantarme de la cama, no sabes lo que estoy sintiendo últimamente, de qué hablan algunas canciones... No sabes absolutamente nada.
Te odio, te juro que te odio tanto que te quiero.
Porque hay te odios más bonitos que algunos, muchos, te quieros.