martes, 7 de julio de 2015

Reflexiones en la entrada de la noche.

0:55.
No quiero dormir. Suena una lista de Spotify que acabo de seguir, se llama Insomnia y es perfecta para este momento. Un cojín separa al ordenador de mis piernas en el sofá y acaba de empezar intro de the xx.

Confieso que adoro estos momentos. La tranquilidad de una noche para ti en casa es lo mejor que puede pasarte en una semana. Noches para aclarar las ideas, para contar el tiempo segundo a segundo y pensar qué cojones está pasando.

Las cosas están cambiando. Siempre cambian y sin ni siquiera darnos cuenta.

Mi vida va a cambiar en unos meses por completo, y estoy deseándolo. Quiero personas nuevas, nuevas metas, nuevos esfuerzos. Y por supuesto, sin olvidar los viejos.

Hablemos de personas.

Me considero una persona con suerte. Tengo muchísima gente a la que quiero y que me quieren sin medir niveles de querer. Una amiga me habló una vez del te quiero. Ella decía que el te quiero es el total, como un 'te quiero todo' y que si decías 'te quiero mucho' estabas poniéndole un tamaño, una parte menor al todo a ese te quiero. Por eso, el te quiero solo es mucho mejor que el te quiero mucho, aunque aparentemente no lo parezca. Y qué razón tiene.

Puedo decir sin pararme ni a pensar que los quiero, y todo. Aunque a veces choquemos, aunque seamos distintos, porque en el fondo se nota cuando alguien es bueno y debes mantenerlo en tu vida. Y he tenido suerte porque los buenos han ido creciendo, porque no puedo decir 'tú eres mejor que tú', y eso es maravilloso. Y los que he perdido por el camino... Bueno, se han ido.

Y luego está el que no se va ni aunque lo quiera a sacar a patadas de mi vida y mi mente. Y pobre de mi, y pobre de nosotros.

Porque no existe el nosotros, solo existe el tú.

1:13. Suena Wait de M83. Buenas noches, buena suerte, buenos cambios.